Por Clara Martínez Malagelada
Para el Número 3 de Sala 1 hemos realizado una entrevista muy especial a dos montadores provenientes de ESCAC, la Escola Superior de Cine y Audiovisuales de Catalunya: Luis de la Madrid yJordi López. El primero, con una larga y brillante trayectoria; el segundo, con un recorrido asombroso a su edad. Ambos, con un futuro prometedor. Reciben a Sala 1 en su sala de montaje, con tanta profesionalidad como simpatía, sencillez y naturalidad.
Luis de la Madrid (Barcelona, 1968) se especializa en la postproducción cinematográfica, pero ha trabajado en distintas facetas: fotografía, arte, dirección, producción, realizando y dirigiendo diversos cortometrajes y obras de carácter experimental. Debutó como director de la película de terror “The Nun” (2005), estrenada en salas en más de quince países. Montador de unos 15 largometrajes, entre los que destacan Los Sin Nombre (1999) y Darkness (2002) de Jaume Balagueró, Faust (2000) de Brian Yuzna,El Espinazo del Diablo (2001) de Guillermo del Toro, The Machinist (2003) de Brad Anderson o Las Mujeres del Anarquista (2008) de Marie Noël y Peter Sher. Luis también es diseñador de efectos visuales, cabeceras de créditos y director de segunda unidad. Ha ejercido de director de producción y productor ejecutivo, desde 1998, para Arco y Flecha, productora de André Cruz Shiraiwa. Asimismo, es profesor de postgrados, desde 1999, en las universidades ESCAC y Ramón Llull de Barcelona, y la Universidad Pontificia de Salamanca. Actualmente ejerce de director general de postproducciones en “Escándalo Films”, y de productor en su compañía “Cine de Garage”.
Jordi López (Sao Paulo, 1984) ha cursado estudios en el ESCAC, especializándose en Montaje. No obstante, escribió y dirigió como proyecto de final de carrera el cortometraje Miércoles;Scorsese, en 35mm, estrenado en 2010 y seleccionado en diversos Festivales. Ha montado los largometrajes: Crónica de una Altra Frontera de André Cruz (2012), After Party de Miguel Larraya (2012), Animals, de Marçal Fores (2011), Vlogger, de Ricard Gras, (2011), La Estación del Olvido, de Christian Molina (2009). Jordi también ha sido montador adicional de: 88, de Jordi Mollà (2010),Eva, de Kike Maíllo, (2011). Paralelamente, ejerce de profesor de montaje, impartiendo clases en ESCAC y en programas de cooperación internacional. Jordi ha sido también montador de varios documentales, cortometrajes y videoclips; así como realizador de teasers, spots publicitarios y una gran cantidad de piezas promocionales: trailers, promos, etc. Desde 2009, es asiduo colaborador en Escándalo Films y Cine de garage.
¿Qué es un montador? ¿En qué consiste su trabajo?
Luís. Es difícil ofrecer una respuesta para aquellos que no estén un poco familiarizados. Es un trabajo muy desconocido, pero muy influyente en lo que ve el público al final. Normalmente, se dice que una película se escribe tres veces: cuando se escribe el guión; cuando se rueda, y en el montaje. En la sala de montaje se hace una nueva interpretación de aquello que ha pasado por el guión, por el rodaje, dando la forma final con la que el público verá la película. Por lo tanto, se trata de una tercera escritura.
El montaje se hace a partir de un montón de decisiones que toman conjuntamente el montador y el director: dar más importancia a un personaje que a otro, eliminar escenas, cambiar escenas de lugar… Muchas cosas se hacen porque el ritmo literario de un guión es muy distinto al resultado de la puesta en escena. El balance entre ambas cosas, guión literario y guión fílmico, se examina y se le da forma final en el montaje.
El montaje se hace a partir de un montón de decisiones que toman conjuntamente el montador y el director: dar más importancia a un personaje que a otro, eliminar escenas, cambiar escenas de lugar… Muchas cosas se hacen porque el ritmo literario de un guión es muy distinto al resultado de la puesta en escena. El balance entre ambas cosas, guión literario y guión fílmico, se examina y se le da forma final en el montaje.
Claro, es que los montadores no sólo son pega planos …
Luís. El montador hace una reinterpretación de todo aquello que se pretendía en el guión y que, en el rodaje, resulta otra realidad distinta. En el montaje buscas una cosa nueva que no es ni lo escrito ni lo rodado, sino lo que va a ver el público. Y aquí hay mucho trabajo de matiz. Casi nunca se modifica el argumento, pero siempre se cambia el cómo cuentas el argumento, el tono, la parte emocional. ¿Cómo? A través de la selección de imágenes, poniéndoles un sonido, marcando un ritmo, unos tiempos… para que el espectador sepa leer la escena. ¿He explicado bien esto? ¿Se ha entendido bien? Me he de preguntar. La recepción emocional de aquello que estás contando es muy distinta según una secuencia esté montada de una manera o de otra o, directamente, esté omitida. El guión montado de una película dura más o menos unas tres horas, y lo que ve el público es hora y media, o dos. Ese filtro se hace en el montaje.
Jordi. Jonathan Demme decía que ni hay una película tan buena como en los dailies, que es cuando ves planos sueltos de la película, en donde todo parece muy guay, ni tan mala como cuando la ves pegada por primera vez, en el primer corte. Y es verdad… Tú montas el guión, y entonces lo ves con el director, con el productor, y ahí te planteas qué película tenemos. Es el proceso que hace todo el mundo. Ridley Scott en Blade Runner, por ejemplo, hizo esto. Obtuvieron una película de cuatro horas… ¿Qué demonios es todo esto? Se preguntaron. Entonces, decidieron que para que se entendiera y fuera más accesible al público iban a hacer una versión con voz en off, y es la versión que estuvo veinte años en los videoclubs, en el cine y en todos lados. Hasta ese punto participa el montaje.
¿En qué parte del proceso de realización de una película surge la figura del montador? ¿Ya desde el rodaje, o después?
Jordi. Bueno, los montadores deben mantenerse frescos, y no estar muy implicados… cuanto más despegado estés de un rodaje, mejor. No estarás expuesto a ‘’lo mucho que ha costado rodar la escena’’. Debes estar frío para decidir lo que funciona y lo que no sin ataduras.
Luís. Si ves una secuencia y tienes muy empapado lo que es el guión, lo que el director quería contar y por qué ha rodado de esa manera, tú, sin querer, atribuyes que esa escena significa aquello. En cambio, si casi no tienes información y montas la escena, lo que vas a preguntarte es “¿qué me está contando esta escena?” Es lo más cercano a la emoción que siente el público, que no sabe nada … Buscarle uno mismo a las imágenes el significado que desprenden por sí mismas.
¿Qué os atrajo del oficio de montador?
Jordi. A mi, particularmente, aprender el lenguaje cinematográfico. Por muchas películas que veas y muchos cortos que ruedes, creo que, hasta que no montas, no aprendes el lenguaje. Yo pensaba que, si quería dirigir, tenía que montar bien. De hecho, cuanto más monto, más ganas tengo de dirigir. De hecho, Luis había montado tantísimo que, cuando dirigió su primera película, parecía que ya hubiera dirigido antes muchas más.
Luis. Yo, al igual que Jordi, empecé a estudiar montaje porque creí también que era la escritura más genuina del cine. El montaje como efecto narrativo, como soporte en el que se explica una película. Yo en ese momento dominaba la fotografía, en cambio el montaje me pareció algo totalmente nuevo y complejo. El hecho de montar me ha ayudado muchísimo. Por ejemplo, al saber con precisión los planos que necesito.
Supongo que, a veces, incluso el montador sabe más que el propio director…
Luis. Evidentemente… a veces tienes problemas con algún director novel, porque por el hecho de ser director se cree que… Estamos tan acostumbrados a ver imágenes, Youtube, una imagen detrás de otra… Pensamos que es un lenguaje igual de libre y no lo es. Hay unas normas, hay una gramática, una sintaxis, que debe respetarse. Tal vez el montador lo vea pero el director novel no. A un director ignorante, pero arrogante, porque ha pasado por la preparación de la peli, levantarla, productores, rodaje… Después de decirle, “mira, esto no está bien, funcionaría mejor así”, pues… a veces hay de todo, algunos te dicen “enséñame, cuéntamelo que quiero aprender”, y hay otros que se sienten un poco atacados, “si soy el director, ¿cómo es que sabes más que yo…?’”.
Jordi. A un director de fotografía no le preguntas estas cosas, ¿por qué pones un foco ahí? No lo sabes… Le dejas hacer… Pero cuando estás en la sala de montaje, tienes material y parece que lo que hagas es poner un plano detrás de otro, ¡qué no es así! Hay personas a las que les cuesta ver que hay algo más, que hay algo que me lleva a montarlo de esta o aquella manera.
Contadme un poco sobre Escándalo, productora asociada a la ESCAC en la que ambos trabajáis o habéis trabajado.
Jordi. Mi primer trabajo fue con Luis, de ayudante suyo montando un largometraje, en Escándalo, justo al terminar los estudios, y yo recuerdo haber aprendido más en una semana que en cuatro años de escuela. Escándalo, aunque algunos lo piensen, no es una productora que tire hacia la industria, todo lo contrario. Es una plataforma para que el alumno se siga formando.
Luis. De hecho, Escándalo no es una productora rentable, y además está en su razón de ser, que no lo sea. Es una vía más de profesionalización de los alumnos. Evidentemente, de una misma promoción no pueden trabajar todos en Escándalo, hay gente que encuentra trabajo fuera; otros tienen un talento especial, están fuertemente vinculados con la escuela, y trabajan en la productora. Es una selección que se da de forma natural. El perfil Escándalo, no lo hay…, la trayectoria del alumno lo lleva o no hacia ahí…
Jordi. El perfil Escándalo es el de aquel que no se cree que hacer cine es guay, sino que quiere trabajar de verdad. El cine es un trabajo y hay que darlo todo.
Luis. El estudiante de cine tiene que tener muy claro que hay muchas promociones que salen cada año… y la industria es mucho más pequeña que la cantidad de licenciados que hay. En la transición entre que está terminando de estudiar y empezando a trabajar, tiene que ponerle mucha voluntad, muchas ganas, y mucha afición. No desperdiciar ninguna oportunidad de trabajar.
Jordi. Yo he trabajado en otras productoras y lo que hay en Escándalo no está en ningún otro lado. Es el único lugar en donde el director tiene una creatividad absoluta, puede hacer su película como quiera, cuando quiera… Por eso mismo no puede ser productiva.
Luis. Sí, un poco es para que los chicos se den contra la pared… Se respeta que sean películas de ópera prima donde un chaval va a dirigir un largo por primera vez, y se va a rodear de gente en cuyo cargo tampoco tienen experiencia profesional. Se sabe que es gente que se está profesionalizando en ese momento, por lo tanto, va a haber muchas cosas que no van a funcionar como deberían funcionar. Y la virtud de Escándalo es que deja que esos errores se cometan para que el alumno aprenda de ellos. No tienes unos guiones dirigidos al mercado sino a la satisfacción de los propios que los están haciendo.
¿Y sólo trabajan alumnos de la Escac?
Luis. Es un poco mixto. Por ejemplo, con Eva. El proyecto era muy ambicioso en cuanto a factura, y entró co-producción internacional. En ese momento sí se tiene que dar un poco de fiabilidad al proyecto, contar con profesionales, porque lo estamos vendiendo a un mercado más grande. A quien ha comprado la película debe garantizársele que el resultado final va a ser óptimo. En algún que otro cargo se escogió a gente para que ayudará a los chavales a rendir más de la cuenta. Pero en general, cargos importantes como el de director de producción, o el director de fotografía, lo ocupaban estudiantes de la Escac.
Jordi. Desde mi propia experiencia, la suerte que he tenido de haber trabajado tanto es gracias a Escándalo. Cuando terminas la escuela aun no sabes nada… Necesitas poner en práctica lo que has aprendido y, para ello, tener una productora afiliada es perfecto. Si no, sales al mundo real, con 22 años, y ¿qué vas a hacer? Necesitas un sitio en el que te formen como trabajador, a un nivel profesional.
Luis. Por cierto, actualmente la estructura en Escac ha cambiado: Escac, hace muchos años, buscó productoras asociadas para dar salida a sus estudiantes, y allí empezó la vinculación con Escándalo. Mientras se hicieron cortometrajes o cosas experimentales y deficitarias nadie se quejó, sin embargo a la que el trabajo de años dio frutos, como ganar en Málaga o en los Goya, parte de la industria de Barcelona ha mirado con recelo, a pesar de que la productora siguiera siendo deficitaria y dando un servicio docente a los alumnos de Escac. Por ello, ahora se ha creado una productora nueva, Escac Films, integrada plenamente dentro de la estructura de la Fundación Escac.
Jordi. Tener una productora no puede limitarte. Al revés… De hecho, en los últimos años las películas que han tenido un mayor renombre han sido realizadas por alumnos de la Escac: Bayona, Maíllo, Tarragó… Todos han pasado por Escándalo.
Luis. Escándalo y Escac hacen muchas cosas porque tienen un muy buen sistema de relaciones públicas. Escac se basa sobretodo en que los alumnos hagan muchas prácticas. Su base docente, con lo que está sustentado el programa escolar, es que se ruede mucho, y en todos los ámbitos. La cantidad que esto genera, y la necesidad de ordenarlo de una manera, crea la necesidad de una productora. Y desde una posición legal. Como escuela, no tienes licencia para hacer películas y darlas a televisión. Tienes que tener una productora. Por eso existe este sistema. Ahora mucho mas claro y ordenado, gracias a Escac Films.
¿Creéis que es necesario pasar por la escuela de cine para ser montador?
Jordi. Yo siempre recomendaría pasar por una escuela. Con las personas que he trabajado que no han pasado por la escuela, no respetan cosas, o no le ven la importancia a ciertas cosas… ‘’si, cambia el eje, ¡da igual!’’ Podría ser un ejemplo. Hay que aprender una gramática… Sin embargo, hay personas que, aunque no hayan recibido una formación académica, a base de hacer pelis y pelis… Uno va puliendo ciertas cosas. Pero yo, al menos, me siento muy afortunado por cómo me han formado. Además, yo nunca he sido tan feliz como cuando estaba estudiando.
¿En todos los oficios del cine?
Jordi. Dicen que lo más parecido a un director de cine es un arquitecto, y creo que éste último necesita una buena formación…
Os lo tomáis como un trabajo en toda regla…
Luís. Es un oficio que lleva el arte implicado. Como la arquitectura… Es un oficio incluso en el sentido del gremio de oficio medieval, en el que empiezas de ayudante, y vas aprendiendo. La escuela lo que hace es, muchas veces, allanarte el camino. Tu puedes aprender lo mismo por tu cuenta, pero siempre vas a tardar mucho más. En segundo curso cada alumno hace cuatro ¡Haz esto por tu cuenta!
Jordi. Además, en la Escac se delimita mucho el ámbito del cine. Tu sientes que estás haciendo cine.
Luis. Cine sobretodo en cuanto oficio. A nivel de formación humanista y cultural… cada uno debe buscar su camino. El alumno que quiera ser director o escritor… que quiera hablar de las personas, del mundo, necesitas tener una base cultural y humanista… y eso debe buscarlo por su cuenta, Escac, como la mayoría de escuelas de cine, es sobretodo una escuela de oficios.
¿A los montadores se os pide, sobretodo ahora con la crisis, que hagáis funciones distintas, a priori, como el retoque de color, por ejemplo?
Jordi. No… la crisis nos afecta en cuanto al tiempo. Ahora tenemos mucho menos. A mi en un reciente trabajo, por ejemplo, sólo me dieron ocho semanas, en eso fueron clarísimos. Es muy poco, montamos muy deprisa.
Luis. Hay una parte de tecnología aplicada que si por vocación te gusta te puede permitir hacer mas trabajo que el de montaje, como encargarse de la posproducción: la supervisión de los procesos desde el montaje en calidad de trabajo hasta la copia en cine. Aunque no es lo usual. El montaje es un cargo creativo, es escritura cinematográfica, no tienes por qué saber de tecnología. Es técnica narrativa, no tecnología aplicada. Lo que se pide es a alguien que sepa narrar, que ayude al director a escoger opciones y cerrar bien una película, Y después a otro que sepa mucho de tecnología para realizar todo el proceso.
Jordi. Es una confusión. Cuando estudiamos creemos que el montador debe saber de tecnología, de las máquinas… de ordenadores… Si tú no sabes a qué formato exportar un video, paras y llamas a alguien. Si tú no sabes montar, de dramaturgia… ¿a quién llamas?
Entrevista publicada en Sala 1, Revista Digital de Cine
Realizada en Barcelona, Diciembre 2012,
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