Si después del taller no volvéis a coger una cámara, habrá sido un simple divertimento. Abbas Kiarostami cerró la última jornada del taller transmitiendo un mensaje muy claro: seguir haciendo cine, filmando y contando historias porque, el cine, se aprende en la calle y no en el aula.
El maestro ha trabajado acorde a este principio durante los diez días, queriendo que fuéramos nosotros, sus alumnos, los verdaderos protagonistas del taller. Todos recordamos la primera vez que expusimos nuestro cuento. ¡No quiero ideas, quiero imágenes, planos! Nosotros, ilusionados, hablábamos y hablábamos sobre el guión pero, efectivamente, las palabras sobraban, porque las películas no vienen precedidas de introducciones, de explicaciones, de aclaraciones… Una frase innecesaria termina siendo un plano innecesario, nos decía, tengo dudas sobre quienes no saben contar lo que quieren… Aquel día el maestro no dio ninguna clase magistral, ni teorizó sobre su cine, como muchos esperábamos. En cambio, aprendimos a expresar nuestros cuentos, a transmitir el pensamiento a través de la imagen, y así desarrollar el guión de una película.
Fotografía: Carlos Porras
¿Qué haces aquí? Se sorprendía, en el aula, el director, ¡vete y filma! Él mismo ha trasmitido esa actitud, esa necesidad de salir a filmar la realidad. Así, nos sorprendió a todos improvisando el rodaje de su cuento en un desguace, dirigiendo a alumnos del taller como si fueran verdaderos actores. No han sido pocos los momentos en los que, de repente, el maestro ha pedido una cámara y ha filmado algún cuento imaginado por él, para que luego lo editara uno de nosotros. El primer día, en clase, dijo que teníamos que encender el espíritu juguetón de nuestra niñez. Tenéis que ser niños. Dejar que la mente juegue, a ver qué podemos hacer. Si alguien no entendió sus palabras, él mismo se ha encargado de representarlas.
Fotografía: Jose Luis Carrillo
Kiarostami ha sido un alumno más del taller, demostrando que se pueden hacer muchas más cosas de las que creemos, porque cada rincón esconde una buena historia y, sobretodo, porque tenemos medios para acceder a ellas. Efectivamente, hablando sobre el mundo digital, recordaba: ¡Cuántas posibilidades buenas tenemos y no nos damos cuenta! Siempre decimos que si tuviéramos buenas posibilidades haríamos buenas películas. ¡Pues las tenéis!
Durante la tarde de ayer tuvo lugar la proyección de nuestros cortometrajes, a la que asistió algunos miembros del jurado del IBAFF, como Alberto Elena o Isaki Lacuesta Iba camino de ser, sin duda, un momento inolvidable pero, para los alumnos, también ese momento representaba el final del viaje y, consecuentemente, la partida del maestro. Estos diez días aquí, en Murcia, con vosotros, han sido de los mejores momentos de mi vida. Os llevaré en el corazón. Ya de noche y, a través de unas gafas menos oscuras, pudimos ver, por primera vez en diez días, los ojos de un Kiarostami emocionado. Los aplausos no cesaban, y en ellos se reflejaba ahora toda la sensibilidad de un hombre al que no sólo hemos admirado, sino también querido, de cerca.
Clara Martínez Malagelada


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