Licenciada en Filosofía y, actualmente, estudiando en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid (ECAM), participo en el Taller de Kiarostami, autor al que admiro de lejos y empiezo a entender de cerca.
El viaje ha comenzado. Diez días de trayecto junto a Abbas Kiarostami, a lo largo de los cuales no sólo nos sumergimos en su obra y pensamiento, sino que, además, nosotros mismos realizamos un proyecto personal. Un proyecto sobre el que ya mañana trabajaremos sin miedo, como apunta el director, hecho que diferencia al taller de una escuela de cine. Ciertamente, aquí no hay compromisos, y cada uno de nosotros tiene que ser él mismo. Tarea nada fácil si pensamos en rodar bajo la mirada del cineasta… El resultado: treinta y cinco realizaciones distintas sobre “los obreros trabajando”, tema que inspirará cada uno de nuestros cuentos.
Pero la jornada de hoy ha dado mucho más de sí. Kiarostami, tras explicar en qué consistiría dicha práctica, mostró alguno de sus trabajos: Five, una obra poética sin caracterización, y The Roads of Kiarostami, un documental que refleja la importancia del paisaje y los caminos dentro de su imaginario. Sin duda, han sido los momentos en los que nos hemos sentido más cercanos a él. Atendió nuestras preguntas, y a través del diálogo pudimos adentrarnos en su creación. ¿Qué papel juega la realidad en sus obras? ¿Qué busca al realizar películas? ¿Cómo juega con el sonido? En los rodajes, ¿deja espacio para la improvisación? ¿Cómo trabaja con los actores?
Kiarostami, al lado de su traductor, nos observa con mucha atención, y retiene la imagen a la espera del sonido. El cine no necesita mucha lengua, dice… Efectivamente, y como ha comentado un alumno del taller, sus películas nunca terminan, porque tras verlas, las escenas siguen resonando en nuestra memoria. La belleza te acompaña hasta la eternidad, añade el director. Tras las gafas oscuras, oculta una mirada que nunca vemos, pero sí intuimos. Al igual que sus obras, también él esconde un misterio, tan enigmático, que comienza a hacer de este encuentro, también, una experiencia poética.
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