Caótica Ana parece haber trazado un camino en el cine de Medem un tanto difuso… difuso y tan desnudo de ideas como su reciente trabajo: Habitación en Roma. Días después de haberla visto, aún no entiendo a qué viene tanto mostrar. Vaya, que no parece algo muy nuevo eso de poetizar el sexo… y aunque intachable fotografía y dirección, la imaginería no logra trascender la pantalla en forma de contenido.
Habitación en Roma no deja de ser una apuesta valiente: el encuentro entre dos mujeres en un hotel de Roma, doce horas a lo largo de las cuales nacerá entre ellas una pasión tan intensa como fugaz… ¿Seguir adelante con una vida cómoda y resuelta, o romper con todo y huir por ‘amor’? ¿Enfrentarte a tu propia homosexualidad, o fingir que nada ocurrió…? Puede que estas preguntas estén ya demasiado ‘preguntadas’… pues no sólo no sorprende la historia a medida que avanza, sino que tampoco el director termina de exprimir a sus personajes. ¡Cuánto dan de sí doce horas en una habitación! Como para tener que aguantar diálogos absolutamente banales… en consecuencia, al recurso fácil: mostrar el cuerpo desnudo, la unión de dos cuerpos, roces, sexo. Bellamente filmado sí, pero, ¿no resultaba mucho más intenso el erotismo de aquellos cuerpos vestidos de Wong Kar-Wai en In the mood for love?
Con Habitación en Roma el director español se duerme en la propia intención, y ahí queda la película, en una mera intención de un caótico Medem.

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