Bienvenidos a Zombieland… un lugar en el que los hombres tratan de sobrevivir (con mucho humor) a la invasión de estos extraños humanos sangrientos de andar descompensado y comportamiento un tanto violento. Bienvenidos a Zombieland… un lugar en el que uno se encuentra casi tan solo como en “Hombreland”; un lugar en el que ya no hay reglas (tan sólo las que uno se da para no caer presa de zombies, 37 para ser exactos...) y tu única misión es cazar muertos vivientes. Bienvenidos a Zombieland… un mundo en el que te puedes encontrar a Woody Harrelson haciendo de vaquero amante de la matanza de zombies, un tipo obsesionado con lograr comerse el último Twinkie (dulce americano) en la tierra; un mundo en el que incluso el más gallina puede sobrevivir, como Jesse Eisenberg, un joven que ha logrado mantenerse vivo.
Ambos personajes se toparán con dos chicas que también se hayan vivas… ahí empieza la película. ¿Qué pasará entre ellos? ¿Qué harán para mantenerse vivos?
¿Qué podéis esperar de Bienvenidos a Zombieland? Entretenimiento y mucho humor. No pidáis más. Eso sí, muy bien hecho, que no es poco en los tiempos que corren. Es una sátira llevada al extremo sobre el género del cine de zombies. Personajes esperpénticos que parecen haber sido moldeados por Tarantino; música que acentúa cada ataque, cada matanza, ya en un supermercado en busca de Twinkies, ya en un parque de atracciones, ya en tu propia casa con la primera chica que dejas entrar… Zombieland… la propia película se convierte en un puro parque fantástico, en una gran carcajada sobre cómo matar zombies y reventar cuerpos andantes sin vida. No busquéis más. No hace falta, ochenta minutos en los que no sobra ni falta nada, porque tampoco pretende nada más. 
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