“70 años después de que la película Casablanca se convirtiera en un clásico inmediato, Hollywood ha anunciado que tiene planes para un remake.”
Hace días que leí esta noticia en algún lugar de Internet de cuyo nombre no quiero acordarme… Todavía no se si se trata de una broma de mal gusto. Creía que ya nos habíamos curado de espanto respecto a las numerosas reediciones que salen al mercado cada año. Quien dice remakes, dice también segundas, terceras o décimas secuelas de un filme. Sin embargo, ésta ha sido la gota que colma el vaso. Porque, quién sabe, si Sylvester Stallone es el encargado de interpretar el papel de Santos Trinidad (José Coronado) en la nueva No habrá paz para los malvados versión americana, ¿Quién interpretará a Rick (Humphrey Bogart) en la Casablanca contemporánea? ¿Javier Bardem? Prefiero no imaginar quién interpretaría a Ilsa (Ingrid Bergman)…
Se avecinan más de cincuenta remakes para 2013-2014, algunos de los cuales ponen la gallina de piel, que dirían algunos miembros de las artes futbolísticas. Títulos emblemáticos como Carrie (1976), de Brian de Palma; Robocob (1987), de Paul Verhoeven; Mad Max(1979), de George Miller; Old Boy (2003), de Chan-wook Park; El Cuervo (1994), de Alex Proyas, Los Siete Samuráis (1954), de Akira Kurosawa; American Psycho (2000), de Mary Harron; Los Pájaros (1963), de Alfred Hitchcock; My Fair Lady (1964), de George Cukor; El Guardaspaldas (1992), de Mick Jackson; Akira (1988), de Katsuhiro Ôtomo o Scarface(1932), de Howard Hawks y Richard Rosson.
¿No estamos volviendo, acaso, al cine de antaño, para crear el cine de mañana? ¿Debe el cine mirar hacia atrás, constantemente, para construir? ¿Hay que rehacer los grandes éxitos del ayer para que triunfen en el ahora? ¿Es posible? ¿No tiene la obra su propio tiempo y espacio, su aura?
El cine y la televisión han asimilado y utilizado hasta la saciedad este término maldito, elremake… No obstante, ¿y las otras artes? No he oído hablar nunca de la versión americana de la Torre Eiffel, o el remake japonés del Guernica. Es evidente que en el cine faltan ideas, y no sólo hablamos del norteamericano, sino también del cine europeo. El propio Michael Haneke, en 2008, rodó el remake de su primera Funny Games (1997). Si, si, digo suporque, efectivamente, él mismo se encargó de ambas películas, hecho que todavía no sabemos muy bien porqué.
Por Clara Martínez Malagelada
Publicado el 1 de Diciembre de 2012 en la Revista Under Magazine
www.undermgzn.com
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