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14 abril, 2010

Nos adentramos en ... Senderos de Gloria, de Stanley Kubrick


El tercer filme de Kubrick, Paths of Glory (Senderos de gloria, 1957), está basado en una novela de Humphrey Cobb, escrita a partir de sus experiencias en la 1era Guerra Mundial. Allí escuchó las historias de fusilamientos que tenían lugar en las tropas francesas llevados a cabo por sus propios compatriotas.
La película de Kubrick remite al año 1916, en plena guerra. Las tropas francesas viven el horror de la batalla bajo las trincheras. En este contexto militar, el filme introduce primeramente lo que será el objetivo de los altos cargos del ejército, la ocupación de El Hormiguero, sector que ocupan las tropas alemanas y que desde el primer momento se presenta como un ataque imposible. El Teniente General Broulard y el General Mireau discuten la maniobra hasta que llegan al acuerdo de atacar; a continuación, se lo comunican al Coronel Dax, quien deberá llevar a cabo la orden al mando de su Regimiento.
Sin embargo, el ataque fracasa ante la imposibilidad de avanzar por las dificultades de la operación: el fuego, las bombas y las balas hacen que los soldados retrocedan, incluso que no puedan salir de sus propias trincheras. Ante esta situación, el General Mireau impone un castigo al ejército, cuyo fracaso tilda de imperdonable y considera fruto de su propia cobardía. Un soldado de cada compañía deberá ser fusilado porque como el propio General Mireau sustenta, “es necesario dar algún ejemplo que sirva de lección”.

El filme de Kubrick podría catalogarse de “filme bélico”, pero en parte sería un error, ya que el director no trata de visionar los aspectos más comunes de la guerra: la batalla, la victoria, la lucha, la muerte; ni siquiera aparece el bando enemigo en ningún momento de la película, o los efectos de la violencia, capaces de impresionar al espectador directamente. A partir del suceso de la falsa culpabilidad de estos tres soldados nos muestra las consecuencias que conlleva. El director coloca al hombre en una situación límite y extrae sus reacciones, su comportamiento, y hasta dónde puede llegar para lograr sus objetivos. Casi en su totalidad, la película muestra las situaciones en las que se debate el conflicto, y solamente aparece una escena que describe el campo de batalla, cuya presencia es fundamental para entender la insensatez de la misión.
 
A lo largo de la película apreciamos cómo Kubrick contrasta los dos mundos que forman el ejército: soldados y altos cargos militares. El director lo lleva a cabo mediante la recreación de espacios opuestos. La vida en las oscuras trincheras refleja el horror y las condiciones míseras por las que se mueve el batallón, mientras que la luz de los palacios muestra la sofisticación y la irrealidad en la que viven rodeados los generales.
El director utiliza el valor de los espacios para trasladarlo a sus personajes, es decir, los hombres que viven rodeados de lujo y confort son aquellos que imponen autoridad, poder y soberbia ante el soldado, aquel que vive envuelto en suciedad, miseria y dolor, y que será manipulado y dominado por el anterior. No es solamente una cuestión de apariencia, sino que los espacios adquieren un papel simbólico, y las acciones se verán determinadas por ellos. Ambos mundos están atados a sus respectivos entornos, por lo que veremos cómo los generales disfrutan del arte, de los bailes y de las maneras exquisitas. También le sirven al director para contraponer las ideas que quedan enmarcadas bajo los decorados que representan su forma de vivir, actuar y pensar.
 
En el filme encontramos al personaje del Coronel Dax, interpretado por Kirk Douglas, representando a uno de los héroes más típicos de Kubrick, aquel que finalmente fracasa, vencido por la futilidad del destino, y que debe aceptar sus propias responsabilidades. El Coronel Dax aparece como un personaje que lucha por sus hombres, que se opone a la crueldad y a la maldad de sus superiores, y es quien tratará de imponerse a ellos, cuestionando su forma de actuar. Simboliza el humanismo, el idealismo que conduce al hombre a luchar por la justicia e igualdad. Como Kubrick propone, en la guerra “todavía quedan hombres que defienden aquello que consideran sus principios” . Desde la primera escena, cuando se le presenta la opción de llevar a cabo la orden, Dax muestra su oposición y él mismo sustenta la idea de que “no hay que agitar una bandera para que actúe”, señalando que “el patriotismo es el último refugio de los canallas”. Por el contrario, el General Mireau cree que “un patriota es un hombre honesto”. A pesar de esta primera manifestación de rebeldía por parte del Coronel, también él termina por rectificar su comportamiento y aceptar el cargo cuando le insinúan una posible destitución.
 
En su totalidad, el filme arremete contra el sistema bélico. ¿Por qué es una película antimilitarista? Porque los conceptos implícitos a la guerra, tales como el honor, la gloria, el triunfo o el patriotismo son algunos de los ideales que conducen al hombre hacia la autodestrucción. La película, por lo tanto, cuestiona una serie de valores que tradicionalmente se han utilizado para defender y justificar la guerra. Se conmemora al individuo, aunque haya sido brutalmente violento, mientras favorezca a su país, eliminando al enemigo. Y es que “por su propio bien no se le permite al hombre ni la más mínima desobediencia a las leyes morales – por la comunidad, por el pueblo, por la patria, le está permitido hacer todo, incluso lo más prohibido, incluso lo más terrible, y cualquier impulso penado en otros casos conviértese aquí en deber y heroísmo” .

También llegamos a la conclusión de que los seres humanos nunca son libres a la hora de elegir su destino o de expresar sus ideas, porque siempre existen fuerzas más poderosas en la sociedad que destruyen las aspiraciones individuales.

Esto nos hace pensar que la película puede ser vista como una lectura marxista, un enfrentamiento entre oficiales y soldados en el que estos últimos no tienen ninguna posibilidad de cambiar. Hay una clara diferencia entre el poderoso y el débil, aquél que se ve forzado a luchar, huyendo de la miseria, impulsado por el heroísmo, pero siendo engañado, puesto que los objetivos por los que lucha son ajenos a él y forman parte de los intereses personales de las autoridades.

Repetimos, “quien tiene el poder mueve con sus hilos a quien está debajo” . Esa es la realidad que apreciamos a partir de la lectura bélica del filme y que no es solamente válida en este campo, sino que como hemos apuntado anteriormente forma parte de la historia del hombre.
Por consiguiente, cada una las decisiones tomadas por los generales conllevan una actitud hipócrita y sarcástica, pues según ellos, se llevan a cabo “por el propio bien de los hombres”. Sus intenciones pretenden hacer el bien, pero deberíamos preguntarnos, ¿qué es para ellos el bien? Puesto que al final de la película el Coronel Dax cuestiona las decisiones del General Broulard, éste acaba por preguntar: “¿qué he hecho yo mal?” Ante esta pregunta pensamos que para lograr el beneficio personal a costa de los demás, no hay lugar para el bien.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado. Chica escribes muy bien y tienes mucha sensibilidad. Me gustaría saber qué piensas de "Sin novedad en el frente" (la de 1930), también sobre la I Guerra Mundial.

Encuentros de Cine dijo...

Querido Anónimo, muchas gracias por tus palabras, espero seguir con esta pasión mucho tiempo. En cuanto a 'Sin novedad en el frente', hace unos años analizamos en un curso de cine y literatura la obra literaria, y me pareció maravillosamente dura. Como en Kubrick .. al final, los que pagan los daños son los peones, con quienes se juega como si de una marioneta se tratara, y precisamente, ante su muerte, sin novedad en el frente...

Escribe todo lo que quieras por aquí Anónimo, ¡lo mejor de esto es la interacción!

Un saludo, Encuentros de Cine