Hacía tiempo que no veíamos una película similar… A single man (¿Un hombre ‘soltero’? ¿’Solo’? ‘¿Singular’?...) nos ha sorprendido muy gratamente. Y nos ha sorprendido al lograr que sus imágenes, cada secuencia, cada plano… cobren una maravillosa fuerza estética, sugestiva, poética que tanto añoramos en el cine actual.
Brillante puesta en escena, brillante fotografía, brillante narración… A single man es sin duda la exaltación de los sentidos, la exaltación del gesto, del cuerpo… No por casualidad a lo largo del filme predominan los primeros planos, el acercamiento de la cámara a los cuerpos: la rojez de unos labios, el azulado de unos ojos, la negror de una mirada, el contorno de una piel… los colores, ahora tan claros ahora tan oscuros, reflejan la interioridad de un hombre desgastado, George Falconer (espléndido Colin Firth), que lucha por encontrarle sentido a su vida tras la muerte de su gran amor, Jim.
La historia abarca un solo día; no necesitamos más horas para adentrarnos en el mundo interior del personaje, pues la película, ya en sus detalles, ya en su totalidad, se convierte en una gran metáfora sobre el modo en el que George Falconer siente, piensa y observa el mundo. La cámara se detiene, ralentiza el exterior… mira al pasado en sucesivos flashbacks, o simplemente se paraliza y la música (uno de los grandes protagonistas) invade la gran pantalla. Explosión sensorial…
Personajes sumergidos en la cotidianidad que tratan de redimirse de su pasado, en un presente vacío que aguarda un futuro incierto. Personajes que no necesitan de las palabras porque una simple mirada guarda un gran diálogo. Personajes que tratan de superar el sufrimiento con dolor…
A single man combina genialmente la palabra y la imagen para producir verdaderas pinturas de reflexión; cuadros en movimiento tan sugerentes en su silencio.
No os la perdáis ...
1 comentario:
qué ganas de verla!!!
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